Un objeto es definido por su naturaleza. Con el fin de diseñarlo para funcionar correctamente (sea un recipiente, una silla o una casa) debemos, ante todo, estudiar su naturaleza; porque debe servir a su fin perfectamente, es decir, debe cumplir útilmente su función, ser duradero, económico y “bello”. Esta investigación sobre la naturaleza de los objetos nos lleva hacia la conclusión de que mediante una actividad de ponderación resuelta de los métodos modernos productivos, de las construcciones y los materiales, se originan formas con frecuencia inusuales y sorprendentes, puesto que se desvían de las convencionales. Sólo a través del contacto permanente con las evoluciones más recientes de la técnica, con los descubrimientos de los nuevos materiales y construcciones, es posible al creador individual aprender a dar a los diseños de objetos una relación viva con la tradición y, a partir de ese punto, desarrollar una nueva actitud hacia el diseño.
Recogido por Marchán, S.: La arquitectura del Siglo XX. Textos. Madrid, Alberto Corazón. 1974, p.159.
No hay comentarios:
Publicar un comentario